Estos días he vivido dos situaciones que demuestran lo necesario que es para las personas entender el por qué de las normas, aunque estas sean puro sentido común, de obligado cumplimiento o simplemente necesarias para el correcto funcionamiento.
La primera que os quiero contar me pasó ayer en una tienda. En la entrada había unos carteles muy pequeñitos con un montón de texto que evidentemente no te daba tiempo a leer de forma fácil, y nada más entrar la cajera, desde una distancia razonable, levantaba la voz para decirme: “¡Por favor! Tiene que coger una cesta.” Yo pensé que iba a comprar unos bolis y no necesitaba una cesta, pero la dependienta insistía a viva voz: “Señora, que debe coger una cesta, es obligatorio” la cogí más que nada para que dejara de gritar desde la otra punta pero no con agrado ya que para unos bolis ¿por qué adquirir el riesgo de tocar una cesta de un local?.
Mientras estaba buscando los famosos bolis, no dejó de entrar gente y se repitió exactamente la misma escena de la dependienta gritando que cogieran una cesta a cada uno de los que entraba, y en ocasiones esto se convertía en casi una conversación, desde el típico “es que solo vengo a mirar” a “no necesito cesta, ya tengo una bolsa”. Los cuartos en llegar después de mí fue una pareja y la misma historia, solo que esta vez: “Por favor, tienen que coger una cesta cada uno, una cesta cada uno, ¡es obligatorio!” la cara de la pareja era un show, hasta que por fin lo entendieron ellos… y yo: “por favor, señores, deben coger una cesta cada uno porque así CONTROLAMOS EL AFORO. Una Cesta por Persona”
Acabáramos, ya todo tiene sentido y digo yo, ¿no hubiera sido inmensamente más fácil poner varios carteles BIEN GRANDES que digan algo así como: “ CONTROL DE AFORO: 1 CESTA x PERSONA” para que al menos los que intentamos leer los carteles que hay a la entrada de las tiendas podamos hacerlo directamente, y punto 2, para los que van como una moto, la chica encargada de desgañitarse la voz podría cambiar la estrategia y explicar el por qué en cuanto intente pasar alguien sin cesta en vez de solamente repetir la norma (sin éxito, visto lo visto)?.
La verdad es que pensaba comentárselo al pagar, porque me parece que estar así toda la jornada laboral debe ser agotador y muy frustrante, el problema es que debido a que esta persona atendía la caja pero utilizaba más tiempo en asegurar que todo el mundo que entrara cogiera una cesa, la cola para pagar era enorme, y total yo solo quería unos bolis que lo mismo me daba comprarlos en esa tienda que en la de un poco más allá, así que me fui sin comprarlos.
La segunda situación es mucho más corta de explicar y mucho más visual.
Los dos carteles que veis justo debajo de este parrafo están en un cuarto de baño de una gran empresa de la provincia de Valencia. ¿cuál de los dos carteles creéis que es más efectivo? Por supuesto que yo voto por el nº 2 ¡sin dudarlo! Además de explicar el por qué, lo hacen con sentido del humor, y todos sabemos que con una sonrisa todo se lleva mucho mejor, incluso cumplir normas 😉


Por último, si no puedes explicar el por qué (o es tan obvio que vamos…) siempre es buena idea intentar asegurar que se entienden claramente las consecuencias del incumplimiento:

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