Un día estás en tu puesto de trabajo y al siguiente no. Porque te han despedido.
Hay personas que lo esperan o se sorprenden o no dan crédito, otras se ofenden o se enfadan o enmudecen o gritan, y algunas lo buscan.
A diferencia de una salida voluntaria, que lleva aparejado una elección propia del individuo y habitualmente un periodo de desenganche, un despido es un cambio realmente brusco y drástico en la vida que hace aflorar todo un mundo de sentimientos, gran cantidad de incógnitas sobre el futuro y preocupación inmediata por el nuevo presente.
Existen multitud de blogs, artículos, vídeos y libros tratando el tema: cómo afrontarlo, qué hacer y qué no, cómo reciclarse o formarse para ser experto, qué esperar y cómo actuar al respecto a los 20, los 30, los 40, los 50, los 60 años… tantos “remedios” como profesionales en activo, porque cada uno somos únicos y nuestra forma de sobrellevar los reveses de la vida, pues también es única.
A grandes rasgos, nuestro trabajo se divide en dos facetas: el desempeño profesional (lo bien que hacemos nuestro trabajo medido de forma objetiva) y la percepción que tiene nuestro empleador sobre nosotros. La primera faceta casi siempre está en nuestras manos, la segunda casi siempre no. Quitando situaciones de ERE o similares (con un gran número de despidos involucrados) los despedidos “unipersonales” que yo he presenciado han sido en su mayoría por temas subjetivos, por percepciones, porque nuestra vida es emocional las 24h del día.
Sí, sí, la vida de todas las personas contiene y se mueve por emociones en cada momento del día, así que un despido tiene un gran impacto emocional en la persona que se va… y en todos los que se quedan.
¿Y qué pasa con los que se quedan?
Pues así a bocajarro y de primeras, nada más suceder, un despido lo que trae aparejado es una bajada brutal de la productividad. A la persona despedida la deja en shock, y es normal, todos lo entendemos como legítimo, pero créeme, a los de alrededor les pasa lo mismo, cuando más cercano más shock, y como el mundo laboral inmediato no tenía previsto que echaran a un compañero, pues no se detiene para dar un respiro y encajar un río de emociones no habituales en un entorno de trabajo.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? Peeeerooooooo… igual que se lo pregunta el protagonista, también lo hace su entorno, intentar procesar y asimilar situaciones no previstas es inherente al ser humano y consume muchos recursos de nuestro cerebro, además de facilitar con un motivo “de peso” el deporte nacional: Radio Patio.
La incertidumbre llega también casi en seguida: cómo va a afectar su marcha, quién va a hacer su trabajo de forma inmediata, quién será su sustituto… ¿cómo encajará? ¿qué tipo de persona será? ¿qué línea de trabajo querrá llevar? En caso de que sea tu responsable quién ya no está, la sensación de un cierto desamparo también cae como una losa.
La organización puede ayudar a minimizar todo este proceso, con soluciones más rústicas – quién no ha visto u oído hablar de los famosos despidos del viernes por la tarde, para pasar el trago en casa durante el fin de semana – o cuidando detalles para minorar la incertidumbre y asegurar la continuidad de los proyectos.
En cualquier caso, los que se quedan, los que nos quedamos, también pasamos por nuestro proceso de luto, de entendimiento y asimilación. Negarlo, obviarlo, solo hace que sea más lento, que nos repercuta más.
Aunque es cierto que lo único que permanece es el cambio, eso no significa que seamos impasibles a sus consecuencias. Sentir dolor por la separación es tan loable y necesario como alegrarnos y celebrar los logros. En ambos casos confirmamos que además de nuestro cerebro, también están trabajando nuestra pasión y nuestro corazón.
Arantza.
Este artículo está dedicado a Salva Climent (LinkedIn) porque haces que el trabajo y la vida sean MEJOR, en mayúsculas; y a Gloria Cuadros y César Camarasa, por permitir a vuestros corazones confiar y encariñarse de nuevo, a pesar de todo.
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Creas tu perfil profesional, compartes artículos y
comentarios que aportan valor en el entorno laboral, contactas con personas
afines con puestos que complementan el tuyo, sigues páginas corporativas, ves
noticias del sector, descubres ponencias interesantes y formas parte de Grupos
específicos.
Todo desde tu ordenador/tablet/móvil/aparatejo digital
conectado. De forma pasiva, “vouyeurista” o meditadamente activa. Con una foto
de perfil aseada, capacidad para reflexionar ese comentario, saltar ese vídeo,
esbozar media sonrisa cuando lees a ese viejo conocido o poner un leve gesto de
desdén ante ese artículo que se repite desde el segundo párrafo.
LinkedIn es una red limpia,
seria. Aséptica.
Y luego estamos las personas que formamos esa red. Nuestra
parte profesional nos integra, nuestros objetivos comunes nos encuentran y de
repente las personas conectan.
Porque cuando encuentras personas para las que su profesión (¡también!)
es apasionante y además tienen un aporte personal que no te lo acabas ni con
todos los años bisiestos del próximo siglo juntos, de repente te das cuenta del
alcance físico real (que al fin y al cabo esto de LinkedIn sólo es un medio, no
un fin) y de la potencia de las relaciones personales.
Hoy me gustaría compartir solo un ejemplo y bien pequeñito,
porque al final a las personas nos gustan las personas y LinkedIn está tan
lleno de iniciativas para pasar de lo digital a lo presencial que dejando que las manos tecleen al azar mientras
estornudas fuerte, es posible que des con un hastag al respecto, ¡y menos mal
que cada vez hay más!. Yo hoy quiero hablaros de Lola y nuestra historia
profesional.
Lola contactó conmigo (evidentemente a través de LinkedIn) a
finales de 2016, ella trabajaba en una empresa tecnológica para gestionar
transporte, yo desarrollando la logística de distribución de mi grupo… vamos,
un maridaje (Linkedaje) perfecto.
Allá que empezamos a contactar vía mensajes: pues mira qué
tipo de distribución quiero hacer, pues yo te recomiendo que revises estos
requisitos, ¿pues te has fijado en la forma de distribución de éste y aquél
retail?, pues vamos a revisar si alguna red de transporte colaborativo sería
posible con mis flujos, pues mira que me pillas ahora en casa en León, ¡pues no
me digas! si justo voy por allí en un par de semanas a visitar a mi familia,
pues en dos semanas estoy en casa de uno de mis clientes en UK, lástima, pues
te tienes que venir a Valencia a ver la fábrica y vemos con números si tu
solución es adecuada, pues vamos a cerrar agendas, pero oye, participamos en un
evento en BCN sobre Supply Chain y dispongo de invitaciones, ¿por qué no te
vienes y lo conoces de primera mano?
Y allí que fui con mi jefe del momento (y siempre buen amigo) Raul a la Supply Chain and Logistics Summit (http://www.sclsummit.com/) que se celebró en Barcelona en Julio 2017. El congreso fue muy interesante e intenso y entre medias me dio tiempo a donar sangre… ¡y contarlo! (https://donandovoy.wordpress.com/2017/07/28/donando-voy-en-barcelona/) pero lo mejor de todo, conocer a Lola en persona.
En cuanto vi a ese duendecillo de pelo rubio platino que hablaba con la misma pasión sobre la Cadena de Suministro, la cena de esa noche, la educación de su hijo o la dificultad para encontrar mujeres en el campo de la logística, supe que éramos almas ingenieras gemelas.
Finalmente no logramos poder trabajar en el proyecto logístico
común, pero al año siguiente yo daba una ponencia en Alimarket en Madrid, así
que fue el turno de devolverle la invitación y nos vimos en Mayo del 2018. Fue un
día bonito e intenso en el que de nuevo se agolparon los temas uno encima de
otro, experiencias profesionales mezcladas con aspiraciones personales,
vivencias como ingenieras, como madres, como profesionales con responsabilidad,
como mujeres.
Desde entonces la vida nos ha dado un par de vueltas a cada
una, ambas hemos cambiado de trabajo, ambas hemos hecho cosas diferentes,
seguimos con nuestras trayectorias que nos completan y nos seguimos mutuamente la
pista muy de cerca.
La penúltima vez que nos vimos estuvimos paseando por el
Pantano de Villameca. Allí estábamos las dos en medio de un paraje natural
precioso, solas solísimas en medio de la naturaleza, hablando de las aplicaciones
de la tecnología blockchain, de la educación de nuestros hijos, de las Women
Angels, de modelos de planificación, de cómo nos repartimos las tareas del
hogar con nuestras parejas, de la gestión de personas en entornos industriales,
de trucos para dejar varias cenas hechas, del mundo Start Up y sus luces y sus
sombras, de qué forma sacar tiempo para hacer deporte en esta vorágine de vida o
de la necesidad de implicarnos en proyectos que acerquen el mundo STEM (https://www.f-iniciativas.es/el-concepto-stem-que-significa)
a las mujeres del futuro.
Imagino que vernos en acción juntas a veces debe ser brumador,
a la velocidad a la que hablamos las dos, con el ímpetu y de la forma en que
saltamos de un tema a otro que ni Fosbury (https://es.wikipedia.org/wiki/Dick_Fosbury).
Es tan intenso como emocionante.
Nosotras hablamos de todo desde el todo y es tan apasionante que más que tratar los temas ellos nos abordan a nosotras como vendedores en el gran bazar de Estambul.
Espero con ganas y en modo “cuenta atrás” volver a vernos
este verano, familias incluidas.
Gracias LinkedIn, entorno pulcro y neutro, por ofrecernos la
oportunidad de pasar de lo profesional a lo personal.
Arantza.
PD1: Estas somos Lola y yo en LinkedIn 🙂 LOLA – ARANTZA
PD2: Algunas pistas a seguir en LinkedIn: #humanosenlaoficina #ponlecara #ciadelinkedin #sinlimitesvalencia.
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Ir en invierno a un apartamento vacacional en la costa
siempre mezcla una sensación de añoranza por los recuerdos del verano pasado y
de cosquilleo en la espalda al ver de nuevo el sol, la arena y el mar tan
juntitos y tan a mano, casi rozando el nuevo verano.
Además de suspirar por el buen tiempo que ya llega, en este
mismo apartamento casi siempre encuentras las mismas cosas: algunos juegos de
mesa analógicos de toda la vida (como dirían los entendidos en tendencias:
juegos vintage) vamos, una baraja española, un parchís con oca detrás, unos
dados con su cubilete y en el mejor de los casos un ajedrez de los magnéticos,
y cómo no, 8 o 9 revistas con sus buenos 6 meses de antigüedad (la más nueva).
Desayunando en modo vacaciones en la terraza, con el mar
enfrente y un par de horas por delante para gandulear perezosamente, cojo la
primera revista del montón y ¡qué
suerte! Es el número 1599 de XL Semanal de mitad de Junio de 2018 y encima en
la portada el Festival de Teatro Clásico de Mérida y cuatro entrevistas a
cuatro actores de raza… ¡Perfecto! Pienso mientras me sirvo el segundo café con
leche.
Comienzo con la primera entrevista a Rafael Álvarez, “El Brujo” y luego continúo con la de Raúl Arévalo y con la tranquilidad, la lectura, el sol… vuelve esa sensación tan de vacaciones de que el tiempo se ralentiza y se acompasa al ritmo relajado, y paso a la tercera entrevista a Magüi Mira, que además es de La Terreta pero espera, que lo que estoy leyendo pues no me cuadra, no sé muy bien qué es pero hay algo raro… voy a leerme la introducción de la siguiente a ver si es que me he despistado tanto pensar en el veranito… pues no, la de Pepe Viyuela es también interesante y parecida a las dos primeras, en las tres hablan de los tres actores y de sus logros o características interesantes de su vida. Ai, ai, ai…
En la intro de Magüi sin embargo habla de… de… mejor lo trascribo, a ver si también a ti te da calambre en la conciencia. Aviso de spoiler: pistas en negrita.
“Actriz de carácter, Magüi Mira (Valencia, 1944) está muy comprometida con la igualdad de género y elige cuidadosamente las obras en las que se embarca. Hermana del cineasta Carles Mira, se casó con el dramaturgo José Sanchis Sinisterra, con quien tuvo dos hijas. Magüi Mira ahora comparte vida y proyectos con su segundo marido, el también dramaturgo Emilio Hernández Soriano.”
Y yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Esa es toda la
introducción sobre Magüi como (en este caso) directora de una de las obras que
se representan en el festival.
Así de primeras a mi cabeza vienen rápido dos pensamientos.
El primero: “Arantza, podría ser peor, podría no haber ninguna mujer
entrevistada” y el segundo: “Bueno, por lo menos ha sido leerlo y chocar a
bocajarro contra el lóbulo frontal de tu cerebro, algo hemos avanzado”, aunque
poco a poco el buerrollito de la mañana se escapa por el balcón porque se me
frunce el ceño y la sensación es como si me estuvieran timando en parte, como
si me la quisieran colar: que sacamos a la Magüi porque además de un carácter
del copón, tiene pedigrí acreditado con hermano y dos maridos del gremio… algo
sabrá.
Brrrrr, más que escalofríos me entran escalocalientes porque
para mí las mujeres de las generaciones próximas a ella (y entre las que
incluyo a mi madre y sus amigas), creo que no lo han tenido nada fácil para
trabajar y sobresalir en el mundo profesional, por supuesto que muchas son /han
sido trabajadoras, ¡claro!, pero la sensación es que para ellas trabajar está
bien y es un deber (¿no queríais igualdad?) y además qué necesario para la
familia es ese sueldo, pero siempre y cuando no destaquen demasiado, no
molesten, no traspasen ninguna raya convencional ni quieran salirse del tiesto.
Mucho sudor, muchas lágrimas y mucha frustración se han quedado en el camino
para contentarnos con ser solo hijas, madres, esposas y hermanas. Porque sí lo
somos, somos hijas de, madres de, hermanas de, esposas de… y somos otras mil
facetas más que seguro son más interesantes para destacar en una entrevista
sobre el trabajo.
Me alegra y enorgullece poder decir que yo también soy MADRE DE mi hija, HIJA DE mis padres, ESPOSA DE mi pareja, HERMANA DE mi hermano y que evidentemente todos ellos han contribuido a que yo sea la persona que soy. Me alegra y enorgullece saber que están ahí formando parte de mi vida sin necesidad de tener que pedirles cartas de presentación ni permisos.
Estoy segura de que dentro de unos años, cuando Ela haya crecido un poco más, tendré serias dificultades para explicarle este artículo, igual que hoy no entiende muy bien por qué vamos a la manifestación del 8 de Marzo, porque para ella simplemente no hay brecha, no hay nada que no pueda hacer, lo tienen totalmente interiorizado y sólo ve ciertas cosas que prefiere no hacer. Que ella y todas sus amigas y amigos no entiendan el por qué de las reivindicaciones del Día Internacional de la Mujer Trabajadora es la mayor fuente de esperanza hacia un futuro donde las personas podamos comprendernos mejor las unas a las otras.
Pensar en mi hija y sus amigas y la garra, felicidad y firmeza que proyectan porque para ellas todo es posible, hace que el ceño fruncido se convierta en una sonrisa y el buenrrollito playero vuelve a entrar por el balcón mientras le doy otro sorbo al café y pienso que éste es un buen tema para el blog… y vuelvo a la revista porque no tengo ni idea de la vida personal de esta señora en concreto… ni de los otros tres actores del artículo, y la verdad que así está bien, que ya voy bien con intentar llevar la mía y compartir la de mis amigas y amigos.
¿Para quién va dirigido este post? Pues para ti que sabes de oídas qué es LinkedIn e incluso puede que estés dado de alta, pero nunca le has hecho mucho caso y te gustaría comenzar a utilizar esta red, aunque tienes poco tiempo y cada vez que te animas a entrar e investigar un poco, pues se te hace bola la cantidad y dispersión de la información.
Escribo este artículo desde mi experiencia de usuaria (ni siquiera tengo un perfil Premium), tal cual se lo explicaría a mi mejor amiga y siguiendo la máxima: LO PERFECTO ES ENEMIGO DE LO BUENO, y va dirigido a las personas que ahora mismo están pensando esto:
“Me gustaría tener una guía simple para poder empezar en LinkedIn, tener un perfil correcto, entender los entresijos y empezar a funcionar en una horita. Ya profundizaré más adelante, si encuentro útil esta red y me gusta”.
CREA UN PERFIL CORRECTO EN MEDIA HORA… o menos.
Lo primero que debes saber es que puedes entrar y modificar
tu perfil siempre que quieras, y está bien hacerlo, porque lo que piensas que
es correcto para hoy, puede no serlo para el mes que viene.
Mi consejo nº1: rellena algo en cada campo “imprescindible”: mejor algo que nada, y lo completas más adelante.
Mi consejo nº2: NO MIENTAS porque de verdad, no lo necesitas.
LA FOTO
Utiliza una foto donde se vea tu cara claramente, a ser
posible sobre fondo blanco y con ropa que utilizarías habitualmente en tu
entorno de trabajo. Somos personas y no lo podemos evitar, la foto es la
primera y mayor impresión visual que nos llevamos al ver un perfil y un perfil sin foto genera desconfianza.
Mi consejo: El lugar para la foto posando en la playa o con tus hijos o con tu perro (aunque estés guapísimo) es Facebook o Instagram.
La foto de “las constelaciones”: es una foto en formato
panorámico. Si tienes alguna genial, si no, no gastes ni un minuto, quizás más
adelante.
1-. Nombre y apellidos:
Pues eso, tu nombre y tu/s apellido/s.
Mi consejo: Esto no es el DNI ni una carta de “tu cari”, pon el nombre que utilizas habitualmente en tu entorno profesional, o por el que quieres que te conozcan. En mi caso siempre utilizo Arantza, aunque en mi DNI ponga Arantzazu y mi entorno me llame Aran o Ari.
2-. Titular:
A qué te dedicas, o a qué te quieres dedicar. Es tu tarjeta
de presentación, debe ser claro y escueto. No debe ocupar demasiado o los demás no podrán
saber de un vistazo “qué eres” profesionalmente hablando. Ten en cuenta que es
uno de los campos clave para las búsquedas.
Mi consejo si estás desempleado: 1º escribe tu profesión claramente y luego “en búsqueda de trabajo” o similar. Da facilidades a quién quiere buscar un perfil como el tuyo.
En mi caso, creo que “Ingeniera de Aprovisionamiento” me define como profesional, independientemente del puesto que ocupe en cada momento. Además, tengo un proyecto paralelo que es mi blog y es una parte importante en lo que concierne a mi experiencia profesional, así que lo incluyo también.
3-. “Puesto Actual” y “Educación” se actualizarán automáticamente en cuanto rellenes estos apartados más adelante.
4-. Es obligatorio poner el país, pero no el código postal y la ubicación, aunque es útil para las relaciones off-line.
5-. Sector: elige del desplegable el que más se adapte a tu trabajo actual o dónde creas que tienes más experiencia.
6-. Información de contacto: Aquí podrás añadir tus datos de contacto, tu blog/web, twitter y por supuesto e-mail y teléfono. Mi consejo: todos estos campos son opcionales, elige bien qué quieres que sea de dominio público.
7-. Extracto:
Es optativo, pero para mí es otro de los puntos importantes. Aquí puedes contar quién eres profesionalmente hablando, más allá de los puestos que has desempañado. ¿No sabes qué poner? Déjatelo para el final, y haz benchmarking: entra en el perfil de varios profesionales diferentes y lee sus extractos, así tendrás una idea mucho más concreta de para qué lo utilizan otras personas, y luego pon lo que tú veas, lo que te apetezca a ti sobre tu vida profesional. Mi consejo: Menos es más. Para la primera vez, mejor 10 palabras que 100.
8-. Contenido multimedia: puedes añadir fotos, enlaces a webs, videos… si ya lo tienes preparado genial, añádelo, si no, no es necesario. Más adelante.
Bueno, con esto ya tienes el 80% de tu perfil, vamos a por los dos últimos pasos “imprescindibles” para tener un perfil aseado en menos de una hora:
9-. Experiencia laboral: Para cada puesto de trabajo deberás rellenar un formulario que consta de los siguientes campos:
9.1-. Cargo: Aquí añades el nombre de tu puesto. Mi consejo: escribe tu cargo real. Vender humo no genera buena impresión y sí, todos pillamos a la primera cuando alguien quiere aparentar… ¡y no mola!
9.2-. Empresa: pues eso, tu empresa, si tiene perfil de linkedIn es muy aconsejable que la añadas con su link.
9.3-. Ubicación, y duración del puesto
9.4-. Descripción del puesto: describe tus funciones. Mi consejo: si ya lo tienes porque tu CV está actualizado, pues haz un Ctrl C/ Ctrl V (o lo que es lo mismo, copia y pégalo). Si no lo tienes fácilmente, de nuevo: mejor 10 palabras ahora que 100 nunca, describe por encima el puesto, o incluso déjalo sin descripción.
Sobre las demás experiencias laborales:
Es práctico que generes todas las que has tenido, pero como
todo, cada uno que añada lo que crea oportuno.
Si estás desempleado: hay gente que deja “activa” su última experiencia laboral, como si siguiera en el puesto, y gente que la deja como última, pero con las fechas. Esta última opción “penaliza” en LinkedIn tu nivel de perfil, así que otra alternativa es añadir un puesto de trabajo en el que tienes experiencia y añadir que eres “freelance”. Elige lo que creas que es más conveniente para ti.
Algunos ejemplos de vendedores de humo:
10-. Educación: Siempre es interesante añadir formación reglada: una carrera, un máster, un curso especializado…
Añade al menos lo básico, y de nuevo, mejor 1 reseña ahora
que 15 posibles cursos que hiciste y que ya veremos si me acuerdo del nombre o
la escuela de negocios.
Bueno, ya entramos en la fase final… esto es para nota 😉
11-. Voluntariado: mi recomendación si eres voluntario… ¡cuéntalo! El mundo es mejor cuándo nos ayudamos los unos a los otros.
12-. Aptitudes y validaciones: puedes añadir palabras clave que describan tus aptitudes profesionales. Mi consejo: la primera vez esto es accesorio, déjalo para más adelante.
12-. Recomendaciones: ídem al punto 11.
13-. Logros: lo más destacado es señalar los idiomas que dominas. Mi consejo, una vez más… se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
… y… ¡Tachán! Ya tienes un perfil de LinkedIn completo,
aseado y listo para utilizar.
Ahora “solo” queda que empieces a construir tu red de
contactos y comiences a interactuar.
Tu red de contactos:
Cuando lleves un tiempo, verás que muchas personas tienden a
tener cuantos más contactos mejor, otros para los que prima la “calidad” de los
contactos con respecto a la cantidad… elegir una de las dos estrategias te lo
dejo a ti, no es necesario elegirlo ya. Ahora lo más importante es iniciar la
red y tienes dos formas:
LinkedIn te da la opción de importar tus contactos de la
cuenta de email y enviarles una invitación tipo a todos ellos… es una forma
rápida de empezar.
Mi consejo: haz búsquedas comenzando por tu empresa y añade a tus compañeros y amigos, y a través de ellos podrás ir ampliando la red. Siempre tienes tiempo de enviar invitaciones con la opción del email. De momento, no hace falta ni personalizar la invitación, lo importante es poder conectarte con contactos de primer nivel (personas a las que ya conoces), para entrar en la dinámica y comenzar a participar.
NOTA: al principio, y más con tu red de primer nivel, no es necesario personalizar la invitación, ese tiempo empléalo en crear la red :). Más adelante, cuando quieras contactar con personas específicas a las que no conoces personalmente, la opción recomendable es personalizar la invitación.
Ahora sólo queda que comiences a interactuar, con las
publicaciones de otros profesionales, recomendándolas, comentándolas o
compartiéndolas en el “feed”, que es algo así como el muro principal de Facebook
y lo más importante: ya puedes comenzar a generar contenido propio, para
compartirlo con tu red.
Por último, si lo que quieres es PERFECCIONAR tu perfil, hay multitud de profesionales que se dedican al tema, yo te recomiendo que eches un vistazo al perfil de David Díaz Robiscohttps://www.linkedin.com/in/daviddiazinformacionparaaccion/ sus artículos son claros, sencillos y muy muy prácticos.
Espero que estas indicaciones te hayan servido como una guía rápida inicial para empezar a conocer todo el potencial de LinkedIn. Cualquier duda extra ya sabes donde encontrarme 🙂
No hay actividades extraescolares, no hay que hacer la compra, no hay que recoger cosas de la casa ni grandes deberes porque los martes por la tarde son nuestros, de Ela, míos y de alguna amiguita ocasional.
Y claro, con tooooda la tarde por delante en casa lo normal es planear qué vamos a hacer, porque podemos hacer un montón de cosas… Podemos jugar a todo lo que se nos ocurra: saltar a la cuerda y dar volteretas, utilizar todos los juegos de casa, abrir el baúl de los disfraces, pintar con todo tipo de colores, cartulinas, gomaeva, crear arte, hacer “experimentos de ciencia” en la cocina… lo que queramos, PERO (casi siempre hay peros en la vida) hay una norma y es que durante esa tarde no es posible ver tele (ni jugar a la Tablet, etc).
Hace un par de martes mientras merendábamos, estábamos hablando sobre qué podríamos hacer esa tarde, y aunque las dos sabemos las normas, ver tele (que es una acción pasiva) siempre parece más apetecible en primera instancia que empezar un juego (que implica acción física y/o mental), y hay días que Ela hace más hincapié por estar delante de una pantalla y ese día era uno de ellos.
“Mamá, ¿por qué no vemos la tele primero?” – da igual las veces que lo hayamos hablado, intentarlo es gratis – “Ya sabes que hoy no hay tele…” – y quedarse en un primer intento sería de amateur – “Venga mamá, un minutito solo…” – “el minutito” es la medida internacional de tiempo infantil que valida la teoría de la relatividad de Einstein solo en el caso de ralentizar el tiempo – “Ela, no hay tele ni un minutito siquiera, pero ya lo sabes. ¿Por qué no jugamos a Operación, o Hundir la flota o al Monopoly?” – yo apelando a la integridad de una niña de 7 años y utilizando el viejo truco de desviar la atención, que de momento (¡menos mal!) funciona casi siempre, así que finalmente nos pusimos a jugar al UNO.
Al de un rato llega el segundo intento, esta vez con la tablet – “Mamá, un minutito de Tablet, solo una partida” – otra vez Einstein y su teoría de la relatividad – “Ela, hoy no puede ser. ¿Y si hacemos volteretas laterales y el pino? Yo te sujeto” – vamos a ver si remontamos el bache con algo más movido – “Mama, que no es tele es tablet, vengaaaaaa y si no, ¿puedo ver fotos en tu móvil? ¿o buscar en Google canciones?” – ufff, hoy se complica el tema así que lo mejor es cortar todas las alternativas de raíz sin más opciones posibles – “Ela, hoy no puede ser cielo, de hecho no puede ser ningún cacharro que se conecte a internet o que tenga pantalla o que necesite electricidad. Ni móvil, ni tele, ni Tablet, ni ordenador… ni microondas. Ninguno. Es una norma y hay que cumplirla”.
En este punto noto claramente que hoy a Ela no le parece nada bien la norma de las narices. – “Pues yo quiero la tablet y el ordenador… y los voy a usar sea como sea” – dice en bajito con la mirada hacia abajo, el ceño bien fruncido y los brazos cruzados. Se queda en esa postura un buen rato hasta que levanta la cabeza con una sonrisilla de medio lado y me dice – “Mamá, he decidido que quiero hacer arte, pero es una sorpresa así que quiero hacerlo sola y que no mires” – Os podéis imaginar que es música para mis oídos, se acabó el tira y afloja sobre el uso de la tecnología – “Bien cariño, si no puedo mirar, yo me pongo a leer un rato en el sillón de leer mientras tú terminas la sorpresa” – encima planazo, poder dedicar un rato a leer – “Pero mamá, no puede ser el ebook, eh? Que hay que cumplir las normas…” – ¡chica lista!, hay que ser coherente y la norma es para todos así que cojo un libro analógico para la ocasión.
Así pasamos buena parte de la tarde, Ela muy concentrada en la mesa del salón, pintando, recortando, usando la regla… de vez en cuando iba al estudio y miraba el ordenador, el ratón, un móvil de juguete, y yo enfrascada en mi libro. De repente escucho que Ela ha dejado de hacer “arte” y está como aporreando el papel que estaba pintando. Cuando le pregunto qué está haciendo me dice con una sonrisa enorme y triunfal: “Mamá, estoy jugando a espías con… ¡¡mi nueva tablet y mi nuevo ordenador!! Ya te dije que iba a usarlos sea como sea…”
El resultado del “arte” de Ela
podéis verlo en las fotos justo aquí abajo (incluso hay un ebook para mí) y no
hace falta que os diga que pasamos el resto de la tarde jugando a utilizar su tablet y su ordenador y lo
pasamos estupendamente.
Más allá de la anécdota, me gusta recordar este momento en mi día a día laboral: Tener claro un objetivo y seguir las normas, por supuesto, pero estirarlas y adaptarlas a mí, y a su vez adaptarme yo a las circunstancias y buscar soluciones alternativas, que puede que no lleven exactamente al objetivo estándar que el 99% de las personas esperarían, pero sí cumplen con el propósito que me he marcado y por encima de todo… me hacen disfrutar del proceso.
Arantza.
Tablet de ElaOrdenador de Ela, con ratón inalámbrico y pen.Ebook para Arantza
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Este texto está dedicado a todos mis compañeros del Grupo Alimentario Citrus, incluidos proveedores, transportistas y clientes.
Es hora de decir adiós, de guardar los bolis en el cajón y las anécdotas en el bolsillo.
Es hora de devolver el móvil, el cariño y el ordenador.
Es hora de encontrar compañeros comprometidos que adopten a mis cactus y los críen con valores, ética y un poco de agua.
Es hora de respirar y hacer balance de la experiencia, que once años dan para muchas lechuguitas calculadas, plantadas, peleadas… reídas a carcajadas.
Es hora de llorar un mar de lágrimas en la despedida, porque las etapas hay que cerrarlas por todo lo alto, con todos sus sentimientos.
Es hora de dejar de ser la veterana para pasar a ser la nueva.
Es hora de decir adiós para volver a decir ¡Hola! pero sobre todo, es hora de DAR LAS GRACIAS.
GRACIAS por lo que no se ve.
La vida la vivimos 24h al día y cada una de esas horas está enlazada con la anterior y la siguiente. Mi vida es un todo, no sé vivir varias vidas: la profesional, la personal, la familiar… sólo sé vivir una vida, la mía, la que lo contiene todo, y durante mi paso por GAC, en mi vida han pasado cosas maravillosas que hoy quiero compartir con vosotros, porque también sois parte intrínseca de ellas.
Así que GRACIAS por mi vida, más allá del trabajo.
¿Sabías qué…?
Firmé el contrato de GAC y el de la compra de mi casa con escasos días de diferencia. Podría decir que vivo en una casa construida en parte a base de lechugas.
Al de unos meses de estar en Verdifresh decidí que ya era hora de un cambio de look, y un lunes aparecí con el pelo largo totalmente teñido de azul eléctrico (ojo que eso era el año 2008, no el 2018). La cara de mis compis y jefes al verme la primera vez no tenía precio, pero la de los paisanos de las fincas que teníamos en Olmillos (localidad de Soria con 49 habitantes)… eso sí que era un poema 🙂
Casi todas las Nocheviejas las he pasado en León con la familia, y casi todos los 31 he estado colgada al teléfono por trabajo hasta las tantas, hasta el punto en alguna ocasión, de tener a todos esperando en la mesa para empezar a cenar, y recuerdo que la abuelita me decía: “Pero bueno hija… si ahora son fechas de comer bien de pescado y cordero, deja ya la berza para los animales”, yo siempre le daba un abrazo y le respondía lo mismo: “Abuelita, bien sabes tú que las lechugas no entienden de domingo ni fiestas de guardar. Anda, ¿o no trabajabas duro tú de joven en el pueblo con los animales y el campo?” y después siempre llegaban los recuerdos de cuando era joven.
Madre mía cómo ayuda a relativizar poder escuchar la vida de nuestros abuelos. ¿Creo que mi vida es “dura” o “complicada”? Nada cómo escuchar historias de la Guerra… y la dureza y el hambre de la Postguerra.
Dentro de Verdifresh me hice amiga de Miguel Ángel y gracias a su cambio de trabajo a MAdagascar conocí (y conocimos) Acción Baobab, una ONGD con sede en Cartagena, y la inmensa labor que hacen con los niños en la Casa de los Niños en Antananarivo (la capital de la isla). Aprovechando que ese año yo era “filósofa” en GAC pusimos en marcha una rifa para una cesta de navidad… y año a año, eurito a eurito de cada uno de los trabajadores, les hemos donado 5.000 euros, que se dice rápido, pero es una cantidad de dinero que ayuda muchísimo a organizaciones tan pequeñitas como Acción Baobab, pero de enorme impacto local. Ojalá de corazón la iniciativa siga manteniéndose por más años en GAC J y ojalá pueda crear y participar en algo parecido en mi nueva etapa.
¿Y sabías que…? La idea de crear este blog, familysupplychain, me vino trabajando, cuando reflexionaba sobre la importancia de las personas y el impacto de la actitud y de tooooda su vida sobre el día a día en el trabajo, hasta en las partes más técnicas, y pensé que era hora de otro cambio de look, pero este mental, y pasé de escribir un minitexto publicado en LinkedIn a tener dos blogs, comenzar con las charlas, clases en escuelas de negocios… qué productivas nos volvemos las personas cuando sabemos lo que queremos conseguir.
Dejo para el final MI PRINCIPAL EXPERIENCIA, así con mayúsculas, que es haberme convertido en MAMÁ.
Ser madre es la experiencia más reveladora, flipante, agotadora, sentimental, provocadora, amorosa, desquiciante, divertida, desafiante y espiritual que he tenido (y casi sin duda tendré) en mi vida. He aprendido tanto y tan intensamente en todos los ámbitos con la maternidad, que a veces pienso que debería hasta cambiarme el nombre de lo distinta que soy.
Recuerdo la intensidad del trabajo y que el ardor no me daba ni un respiro y sólo se me pasaba bebiendo a sorbos leche fría, y los cabreos que cogía cada vez que algún compañero sacaba la lecha de la nevera y la dejaba fuera. También recuerdo no haber necesitado ni un día de baja y salir de cuentas trabajando en la empresa. Si ambos (la empresa y yo) somos flexibles con los horarios y visitas médicas, ambos podemos aprovecharnos de lo mejor de nosotros mismos.
Recuerdo con angustia la vuelta del descanso por maternidad, la ansiedad, el agotamiento y la desesperación porque la niña no comía nada mientras yo estaba en el trabajo y la sensación de culpa por no estar con ella.
Recuerdo somatizar todo ese estrés con un dermografismo tremendo por toda la piel y lo que vino unos meses después… que es uno de los grandes aprendizajes y saltos en mi vida, sobre todo la profesional: “A tres metros de altura sobre las decisiones”. Ahora miro atrás y estoy muy agradecida por haber vivido esa experiencia, pese al coste.
En GAC también he vivido la experiencia de ser mamá trabajadora a través (y junto con) muchas de mis compañeras y alguno de mis compañeros. Ha sido muy largo y complejo el proceso de entender que nosotros mismos somos los mayores ladrones de nuestro tiempo, y necesité un toque de atención para entender que la única que debía autoexigirse sobre el tiempo que dedico a unas cosas u otras en mi vida soy yo, y solo yo.
Ya estaba bien de quejarse sobre “la conciliación en España” y empezar a gestionar de forma responsable y activa mi INTEGRACIÓNde las distintas facetas de mi vida en tiempo y forma. De esta manera comencé mi etapa laboral con una reducción de jornada para el cuidado de mi hija, y la vida (toda ella, pero sobre todo la profesional) se volvió más brillante, intensa, activa y creativa.
Así que GRACIAS por estos once años y pico de experiencias, aprendizajes, dolor, risas, exigencia, amigos, madurez…
Es hora de decir adiós, es verdad, pero me guardo un as en la manga, el comodín del público y la llamada extra, porque yo me voy pero sigo aquí, y espero que tú también.
Con cariño,
Arantza.
¿Quieres ver más artículos del blog? pincha en este link: Family Supply Chain.
Más allá de los aspectos cuantitativos, afinar el tiro en la cadena de suministro pasa por entender que somos el medio de transmisión entre dos o varios actores, que esos actores no siempre se distinguen a primera vista y además es fundamental comprender su necesidad logística… incluso a pesar de ellos mismos.
Hace unos días conversábamos en el Centro de Negocios Capitol Empresa sobre la relación entre logística, clientes y la importancia de integrar cada vez más aspectos y departamentos para conseguir generar una experiencia satisfactoria del cliente.
En concreto nos centramos en la parte cualitativa, en las percepciones y sensaciones, en esa forma de hacer las cosas que complementan la parte cuantitativa (la de los datos, formulas, contratos…) que es tan difícil de medir y para el que una excel no nos va a dar la solución.
Como parte de la logística en una empresa industrial, y siempre siguiendo ese mismo hilo cualitativo (ese “je ne sais quoi” que dirían nuestros vecinos) el tema podemos resumirlo en 3 pasos fáciles de recordar:
1-. SOMOS EL QUESO DEL SÁNDWICH.
La Cadena de suministro en su más amplio sentido, ejerce de TRANSMISOR entre un EMISOR y un RECEPTOR, a través de unas reglas del juego previamente definidas y con ciertos condicionantes y restricciones (legales, temporales…).
No es que estemos en el centro, es que estamos literalmente en el medio del proceso, como el queso fundido en un sándwich, y aceptar esta premisa evidencia replantearse la pregunta ¿Quién es nuestro cliente?
En el sentido más tradicional nuestro cliente sería el receptor, pero siguiendo la analogía del sándwich, si nosotros somos el queso, entonces emisor y receptor son una rebanada de pan de molde cada uno. Las rebanadas… tanto monta monta tanto, así que primera consecuencia:
En la cadena de suministro: “CLIENTE” es tanto el emisor como el receptor.
Pero nosotros no somos las rebanadas, somos el queso de este sándwich, maleable y que se amolda a la presión, por eso, la segunda consecuencia:
¿Formas parte de la Cadena de Suministro? Debes tener resiliencia para trabajar en el día a día con los problemas, retrasos, y posibles inconvenientes que puedan originarse “en casa” del transmisor o del receptor.
2-. ENCONTRAR A WALLY.
Tenemos siempre varios clientes, ya está claro. Ahora toca ser eficiente y encontrar a nuestros verdaderos clientes operativos – a Wally – más allá de alguien que pasa un pedido o personas que envían un e-mail.
Un ejemplo: En el caso de un envío de muestras a un tercero, nuestros clientes operativos son al menos 3:
a-. El EMISOR, es quien decide que esas muestras hay que enviarlas a cierto receptor en unas determinadas condiciones. Da igual quién nos envíe o reenvíe la información, debemos buscar el emisor ORIGEN y entender su necesidad en ese encargo, implícita o explícita, y además comprender sus expectativas.
b-. El RECEPTOR de las muestras, y más en concreto, el departamento logístico de la empresa que recibe las muestras, pues va a dictar las reglas del juego. Cuándo, dónde, de qué forma, con qué documentación…
c-. El VEHÍCULO de la información, en este caso la empresa de transportes contratada, la cual necesita las indicaciones adecuadas, medios apropiados y condiciones pactadas y específicas. El transmisor es quién actúa físicamente en nuestro lugar con el receptor y el emisor.
¿SER EFICIENTE O EFICAZ?
Una vez tenemos controlados a todos “los Wallies” – Clientes – y definidos en cada caso concreto, nuestro objetivo fundamental es ser eficientes en todos nuestros procesos, con el mínimo desperdicio en cada una de las fases, y léase desperdicio como pérdida de cualquier tipo de recursos en cualquiera de los eslabones de la cadena, lo que suele ir muy unido a la descripción y estandarización de procesos.
Ser eficiente (cero desperdicio) es la regla básica para ser competitivo, pero hay veces en las que para salvar el negocio, se necesita ser EFICAZ. Como decimos por Valencia (y mis más sinceras disculpas por el vocabulario):
Els diners i els collons, per a les ocasions.
Tener claros nuestros clientes reales, nos ayudará a distinguir rápidamente en qué ocasiones es necesario asignar los recursos “extra” para asegurar la eficacia, minimizando el impacto en la cuenta de resultados.
3-. SALIR DE MATRIX
… o no volver a entrar.
¿Y qué es Matrix? Matrix es el “conocimiento logístico” de nuestros clientes. Su percepción de las necesidades logísticas, su capacidad para expresarlas y las expectativas que se ha creado al respecto.
Más allá de que una entrega sea correcta objetivamente hablando, el “éxito” o “fracaso” de la operación reside en el grado de cumplimiento de las expectativas de todos nuestros clientes.
Cada cliente tiene su propio Matrix particular, puesto que ese conocimiento es personal, y la forma de transmitirlo también.
Con salir de Matrix (o no entrar en Matrix) nos referimos al proceso de traducir a nuestro cliente para comprender su necesidad, extrapolarla a nuestros procesos estándar y equiparar sus expectativas con el servicio que vamos a ofrecerle. Debemos ser capaces de extraer, objetivizar, parametrizar y estandarizar esa demanda única, “sacarla de Matrix”, para poder alinearla con los procesos logísticos adecuados.
Y para finalizar, una vez tenemos claro que debemos ser maleables como el queso fundido, reconocer a nuestros verdaderos clientes y comprender su necesidad, incluso a pesar de ellos… ¡sólo queda ponerse manos a la obra!
Hace unos meses tuve una larga charla con una compañera del sector. Me contaba cómo había funcionado el lanzamiento de un nuevo proyecto, y aunque había sido un éxito hacia el cliente, la mayor parte de la conversación estaba centrada en detalles muy concretos que habían generado una tensión tal, que por momentos mi compi pensaba que se les iba el proyecto a pique.
Lo curioso del caso, es que dentro del proyecto, ninguna de las partes por separado implicaba un nivel superior de conocimientos o tecnología que no hubieran utilizado ya. Todo era teoría conocida. Y aun así, a la hora de la verdad, en la práctica, entraron de lleno en una espiral de caos.
¿Qué es para mí una espiral de caos? Pues la espiral del caos es un momento en el que pese a estar tratando con conceptos sencillos (información, niveles de comunicación, skateholders, procedimientos…) que se creían totalmente OK y que además no son nuevos y están incorporados a la rutina de trabajo, cuando se ensamblan juntos se crea de repente un follón que crece “de la nada” y se convierte en un tifón de fuerza 5. Para más inri, normalmente esto sucede un viernes a última hora, o en Agosto, cuando la mitad de las personas del mundo están de vacaciones, o en el previo a un festivo…. Y no es casualidad.
En este caso concreto, el producto estaba fabricado con tecnología totalmente conocida y utilizada a diario; el cliente era nuevo, pero con unos canales de comunicación estándares, las personas implicadas eran especialistas en su área de conocimiento y además era un proyecto prioritario para la compañía.
Si “lo tenían todo”… ¿qué es lo que no salió bien para incluso llegar a plantearse que no salvaban la primera entrega? En este punto, y después de unas horas hablando y profundizando sobre el tema, su conclusión fue que dieron por supuesto muchos pequeños detalles.
Nada más. Y nada menos.
A posteriori vio que trabajaron con exceso de confianza y subestimaron la importancia de tener realmente maduros los procesos en su conjunto. Sobre el papel, se conocían todos los pasos, ¿qué podía pasar? Pues… todo.
Dieron por sentado que todos entendían lo mismo cuando describían las partes del proyecto, que todo el mundo conocía y dominaba su parcela de gestión… y que sabía cuál era exactamente su parcela de gestión. No previeron tiempos “extra” para posibles imprevistos ni se dieron el tiempo a ellos mismos, no tuvieron en cuenta que lo más delicado de un proyecto es el ensamblaje de las diferentes partes, pensaron que todos tenían claros los límites de cada área (total, esto es “más de lo mismo”). Trabajaron a la vez y en el mismo proyecto, pero no consiguieron trabajar en equipo. Dieron por supuesto que había un líder y una línea de trabajo estable… y el día que todo debía fluir, lo que llegó fue un tsunami y entraron en una espiral de caos.
Afortunadamente, uno de los fuertes absolutos de ese equipo es solucionar problemas, así que esta historia tiene final feliz, con una primera entrega impecable cara al cliente, pero todo el que ha vivido ese momento tsunami, sabe el esfuerzo titánico que hace falta para reconducir la situación.
Una vez dentro de una espiral del caos, sólo hay un camino posible, “echarle músculo” inmediato a la situación para contenerla (más horas, más recursos) y con suerte, aprender mucho de ella.
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