Los martes por la tarde son nuestros.
No hay actividades extraescolares, no hay que hacer la compra, no hay que recoger cosas de la casa ni grandes deberes porque los martes por la tarde son nuestros, de Ela, míos y de alguna amiguita ocasional.
Y claro, con tooooda la tarde por delante en casa lo normal es planear qué vamos a hacer, porque podemos hacer un montón de cosas… Podemos jugar a todo lo que se nos ocurra: saltar a la cuerda y dar volteretas, utilizar todos los juegos de casa, abrir el baúl de los disfraces, pintar con todo tipo de colores, cartulinas, gomaeva, crear arte, hacer “experimentos de ciencia” en la cocina… lo que queramos, PERO (casi siempre hay peros en la vida) hay una norma y es que durante esa tarde no es posible ver tele (ni jugar a la Tablet, etc).
Hace un par de martes mientras merendábamos, estábamos hablando sobre qué podríamos hacer esa tarde, y aunque las dos sabemos las normas, ver tele (que es una acción pasiva) siempre parece más apetecible en primera instancia que empezar un juego (que implica acción física y/o mental), y hay días que Ela hace más hincapié por estar delante de una pantalla y ese día era uno de ellos.
“Mamá, ¿por qué no vemos la tele primero?” – da igual las veces que lo hayamos hablado, intentarlo es gratis – “Ya sabes que hoy no hay tele…” – y quedarse en un primer intento sería de amateur – “Venga mamá, un minutito solo…” – “el minutito” es la medida internacional de tiempo infantil que valida la teoría de la relatividad de Einstein solo en el caso de ralentizar el tiempo – “Ela, no hay tele ni un minutito siquiera, pero ya lo sabes. ¿Por qué no jugamos a Operación, o Hundir la flota o al Monopoly?” – yo apelando a la integridad de una niña de 7 años y utilizando el viejo truco de desviar la atención, que de momento (¡menos mal!) funciona casi siempre, así que finalmente nos pusimos a jugar al UNO.
Al de un rato llega el segundo intento, esta vez con la tablet – “Mamá, un minutito de Tablet, solo una partida” – otra vez Einstein y su teoría de la relatividad – “Ela, hoy no puede ser. ¿Y si hacemos volteretas laterales y el pino? Yo te sujeto” – vamos a ver si remontamos el bache con algo más movido – “Mama, que no es tele es tablet, vengaaaaaa y si no, ¿puedo ver fotos en tu móvil? ¿o buscar en Google canciones?” – ufff, hoy se complica el tema así que lo mejor es cortar todas las alternativas de raíz sin más opciones posibles – “Ela, hoy no puede ser cielo, de hecho no puede ser ningún cacharro que se conecte a internet o que tenga pantalla o que necesite electricidad. Ni móvil, ni tele, ni Tablet, ni ordenador… ni microondas. Ninguno. Es una norma y hay que cumplirla”.
En este punto noto claramente que hoy a Ela no le parece nada bien la norma de las narices. – “Pues yo quiero la tablet y el ordenador… y los voy a usar sea como sea” – dice en bajito con la mirada hacia abajo, el ceño bien fruncido y los brazos cruzados. Se queda en esa postura un buen rato hasta que levanta la cabeza con una sonrisilla de medio lado y me dice – “Mamá, he decidido que quiero hacer arte, pero es una sorpresa así que quiero hacerlo sola y que no mires” – Os podéis imaginar que es música para mis oídos, se acabó el tira y afloja sobre el uso de la tecnología – “Bien cariño, si no puedo mirar, yo me pongo a leer un rato en el sillón de leer mientras tú terminas la sorpresa” – encima planazo, poder dedicar un rato a leer – “Pero mamá, no puede ser el ebook, eh? Que hay que cumplir las normas…” – ¡chica lista!, hay que ser coherente y la norma es para todos así que cojo un libro analógico para la ocasión.
Así pasamos buena parte de la tarde, Ela muy concentrada en la mesa del salón, pintando, recortando, usando la regla… de vez en cuando iba al estudio y miraba el ordenador, el ratón, un móvil de juguete, y yo enfrascada en mi libro. De repente escucho que Ela ha dejado de hacer “arte” y está como aporreando el papel que estaba pintando. Cuando le pregunto qué está haciendo me dice con una sonrisa enorme y triunfal: “Mamá, estoy jugando a espías con… ¡¡mi nueva tablet y mi nuevo ordenador!! Ya te dije que iba a usarlos sea como sea…”
El resultado del “arte” de Ela podéis verlo en las fotos justo aquí abajo (incluso hay un ebook para mí) y no hace falta que os diga que pasamos el resto de la tarde jugando a utilizar su tablet y su ordenador y lo pasamos estupendamente.
Más allá de la anécdota, me gusta recordar este momento en mi día a día laboral: Tener claro un objetivo y seguir las normas, por supuesto, pero estirarlas y adaptarlas a mí, y a su vez adaptarme yo a las circunstancias y buscar soluciones alternativas, que puede que no lleven exactamente al objetivo estándar que el 99% de las personas esperarían, pero sí cumplen con el propósito que me he marcado y por encima de todo… me hacen disfrutar del proceso.
Arantza.



¿Quieres ver más artículos del blog? pincha en este link: Family Supply Chain.
31 enero, 2019 at 6:33 am
Tomo nota, a ver si consigo tener esa tarde con mi guerrero. Ya no se si por él o por mi.
El tiempo pasa volando, y cuando te das cuenta prefieren irse con sus amigos un sábado, una pascua, una nochevieja….
Es algo a lo que los padres no estamos prepaparados y tampoco se explica en internet.
¡ Muxus ! 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
31 enero, 2019 at 4:41 pm
¡Cuánta razón Juan!
hace «nada» Ela era una bebita… y ahora «diseña» sus propios ordenadores, jejeje. Imagino que justo mañana estaré haciéndome las mismas preguntas que tú… ¿en qué momento ha crecido tanto?
Un abrazo,
Arantza
Me gustaMe gusta
31 enero, 2019 at 2:08 pm
Querida (de querible) Arantzazita…
Primero decirte una obviedad… Ela es una hija muy afortunada.
De igual forma que lo somos todos los que te conocemos y queremos, por conocerte y que nos quieras.
Felicitaciones a esa Ela, creativa, inquieta y brillante.
Y a la madre que la parió, por mami coherente y valiente, y mujer dulce y amorosa.
Y es que es Muy bueno el escrito, tanto en el fondo como en la forma.
Plas, plas, plas! (Aplausos)
Sencillo y elegante uso de las palabras, Arantza, para conseguir una descripción fácil de leer y capaz de hacer trascender esa mezcla perfecta de magia y cotidianeidad.
Y porque a partir de hoy vuestros martes por la tarde, serán también un poco nuestros 🙂
Gracias por compartir.
Quiero.
Beatriz 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
31 enero, 2019 at 4:44 pm
Bea,
siempre me dejas sin aliento al leer tus comentarios. Mil gracias porque tus palabras valen oro para mí.
Tenemos pendiente una gran colaboración juntas… ¡que va a ser la caña!
Te quiero. Mucho. Muchísimo.
Arantza.
Me gustaMe gusta
31 enero, 2019 at 9:40 pm
Siempre es un placer leerte, y saber que seguimos conectados me satisface aún más. Como siempre brutal el desenlace……Bravo Ela!!! Bravo Arantza!!!!
Un abrazo muy fuerte!!!
😘
Me gustaMe gusta
31 enero, 2019 at 10:57 pm
Gracias Julio!!!
ya sabes que nosotros seguimos siempre unidos aunque no nos llamemos en meses, jijijiji. Besos,
Arantza
Me gustaMe gusta